Hoy, en la reunión de padres compartimos esta oración que movió los corazones de muchos de nosotros. Hoy, queremos compartirla nuevamente con ustedes:
Haz, Señor, que en nuestra casa,
cuando se hable, siempre nos miremos a los ojos y busquemos crecer juntos; que
nadie esté sólo, ni en la indiferencia o el aburrimiento; que los problemas de
los otros no sean desconocidos o ignorados, que pueda entrar quien tiene
necesidad y sea bienvenido. Señor, que en nuestra casa sea importante el
trabajo, pero no más importante que la alegría; que la comida sea el momento de
alegría y de conversación; que el descanso sea paz del corazón y del cuerpo; que
la riqueza mayor sea estar juntos. Señor, que en nuestra casa el más débil
sea el centro de la atención; que el más pequeño y el más viejo sean los más
queridos; que el mañana no nos dé miedo, porque Dios siempre está cerca; que
cada gesto esté lleno de significado; que te demos gracias por todo lo que la
vida nos ofrece y tu amor nos da. Amén.
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